miércoles, 20 de enero de 2016

¿Es la máquina más inteligente que tú? Julia Medina

        Después de la primera toma de contacto que tuvimos el día 8 con el segundo trimestre, la semana pasada comenzamos a entrar en materia.

         ¿Qué es la realidad? ¿Llegamos a comprenderla? ¿Entendemos si quiera cómo funciona nuestro interior para saber si somos máquinas, y poder así más tarde construir alguna que se parezca en algo a un humano? Todas estas cuestiones fueron planteadas de primeras, relacionándolas con la ontología y el libro de Einstein: El espacio es una cuestión de tiempo.
          Tanto es así que la industria del cine ya se ha hecho eco de el dilema que se nos presenta, y pusimos el ejemplo de Mister Robot, presente en los últimos Golden Globes, y la adaptación a la gran pantalla de la vida de Alan Turing y su trabajo de computación con la máquina Enigma en la película Una Mente Maravillosa. Éste matemático pionero, anulado por su condición homosexual y los tratamientos de psicoterapia, "Santo Patrón" en el campo de la IA, nos deja en primer lugar la diferenciación entre los que creen en un tipo de máquinas que llegue a ser mejor que el ser humano y los que creen que somos tan complejos que nunca llegaremos a adaptar esa "esencia" a un conjunto de circuitos y microchips. En segundo lugar, y teniendo en cuenta que lo más difícil para el aparato es mantener una conversación inteligente, nos deja un famoso test con el que pretendía saber cuándo estas computadoras llegaban a acercarse realmente al razonamiento humano, poniéndolas en situaciones tales como: ¿qué pregunta harías a dos personas, sin influencias de terceros, para descubrir quién es hombre, y quién mujer, contando con el factor mentira? O, otro ejemplo, interpretar frases del estilo: "El comité negó al grupo el permiso de manifestación porque favorecía/temía la violencia" ¿Cuál elegirías? ¿Es el robot más "humano" que tú?

       
                Así, pensando como Turing, uno de los creadores de Google, busca en el servidor una mayor calidad de resultados, en lugar del destaque de estos según el número de visitas que acumulen. Para ello explica en su obra su teoría, al estilo de los futurólogos: será en el 2049 cuando por fin se alcance la fusión máquina-humano en una total singularidad, y añade: "toda la inteligencia artificial es una nota a pie de página de Platón".
                Para avanzar en campos como éste, añadíamos más tarde, es necesario determinar preguntas tan fundamentales como: ¿piensan hombres y mujeres de la misma manera? ¿Es la conciencia algo meramente material, y, por tanto, reproducible de una manera casi "industrial"? Estas preguntas sobre nuestro propio funcionamiento son las que luego determinarán cómo aplicar diferentes leyes a las creaciones, ¿ llevará razón nuestro eterno Platón defendiendo que la "mente" y el cerebro son cosas distintas? ¿Quizá Descartes con un punto de vista menos romántico defendiendo que eso que nosotros llamamos "mente", como algo intangible, misterioso, casi místico, no es más que unas cuantas neuronas en cortocircuito?
                Concluimos que somos como máquinas que deciden sus propias leyes y que es, a fin de cuentas, lo que nos hace diferentes del resto de los mortales.Somos capaces de hacer derivar a los lobos en seres domésticos y sumisos en una selección contra natura, somos los que diseñamos las leyes para la naturaleza y no al revés. Señores, "la evolución ha evolucionado".










                     Llegamos al jueves, y continuamos con nuestras fotocopias que nos enseñan que los seres humanos somos visuales, y cómo una ilustración puede añadir o cambiar el significado de una cita o una idea. Además, con la frase "La costumbre es la guía de la vida" citamos a Hum, uno de los filósofos que veremos próximamente en clase, para explicar la idea de igualar la experiencia al saber, no así como se nos había dicho con Platón, que mantiene que las ideas existen y que ya teníamos conocimiento de ellas, porque la idea de nosotros mismos ya existía también, y que se trataba tan solo de recordar. A partir de este momento, nombramos a Kant para reforzar la idea de la existencia de dos mundos: el interior, es decir, nuestros cuerpos, una especie de mente con varias cosas en conjunto, y el exterior, todo lo que no se refiere a nosotros. Para apoyarnos, utilizamos el test de Rorschach, ¿cómo es posible que haya alguien que no vea a Pikachu en sus manchas de tinta? ¿Tan diferentes son nuestros "chips"?

            Viernes, último día de la semana. Empezamos corrigiendo algunos de nuestros trabajos, sobre todo con los fallos de edición de textos y en las citas, que no pueden ser como en los sobres de azúcar de las cafeterías, atribuyendo cualquier frase a Platón o a Bob Marley, o a ambos. Después de esto, entramos en un gran debate: ¿tienen todas las opiniones el mismo peso? Para ilustrarnos veíamos el triángulo que simboliza el orden, tanto físico como social, con cada una de las tres orientaciones para explicarlo que se han dado a lo largo de la Historia: el Mundo, en Grecia, Dios en la Edad Media, y el Yo en el Renacimiento y la Edad Moderna con la frase filosófica por antonomasia, que tan a cuento nos viene: "pienso, luego existo". Por tanto, para Descartes ni siquiera los animales existirían, ¿no? ¿son máquinas entonces? ¿Habría que cambiar la sentencia a algo así como "Siento, luego existo"?
             Observábamos que en nuestro siglo la tendencia vuelve hacia el ángulo que llamamos el Mundo, y la hipotética posibilidad de llegar a una oclocracia en el caso de que todas las opiniones contaran de la misma manera. ¿A caso ha sido la opinión de los analfabetos cinematográficos que Tarantino no haya recibido algún Oscar? ¿Lo habría recibido si fuéramos tan inteligentes como está previsto que las máquinas lo sean? ¡Habrá que esperar a 2049 y ver la gala!

2 comentarios:

  1. Muy buenas Julia. Tu entrada, genial. Me ha parecido súper completa, del mismo modo que, con esas preguntas que añades, te obliga a volver a pensar sobre los dilemas que damos en clase.
    Si tuviera que decirte algo, muy rebuscado, por cierto, que mejorar, sería simplemente que añadieras algunos links cuando nombras títulos. Por lo demás, ¡te felicito!
    Tengo, igualmente, una pregunta para ti. ¿De qué modo crees que podrían convivir máquinas y humanos si estas primeras son igual o más inteligentes que nosotros?

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  2. ¡Buenas noches, Eva! Muchísimas gracias por el comentario, sí lo intenté, ¡para que estemos siempre buscando respuestas!
    En cuanto a los links, los buscaré, a ver si encuentro algo interesante que dejaros, y en cuanto a tu pregunta: el hombre, para bien o para mal, siempre ha sabido cómo mantener al resto de seres por debajo de él, por considerarlos inferiores. No creo que esta vez fuera diferente, y menos algo que es de creación propia, supongo que nuestra especie sabrá mantener en ellos el mismo lápiz que Homer mantenía en su cerebro, aunque sólo sea por la vanidad de creerse "el más inteligente de la Tierra".

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